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Los elementos del periodismo III / ¡Cuidado que te veo!

10 enero 2010 1 comentario

Continuamos con la tercera de las entradas dedicadas al libro Los Elementos del Periodismo de  Bill Kovach y Tom Rosenstiel. En ella nos basaremos en el capítulo VI de este libro: Vigilar al poder y dar voz al que no la tiene.

Y es que esa es una de las causas de que al periodismo se le denomine como el cuarto poder, la observancia de los poderosos y la denuncia de casos de aquellas personas que no pueden alzar su voz. Podemos leer en el sexto capítulo de este libro -que se refiere al periodismo estadounidense, pero que es extrapolable también a España, desde mi punto de vista- que el gran asalto del periodismo como observador y denunciante tuvo su origen en 1964, con la concesión del premio Pulitzer, en la categoría de periodismo de investigación, al Philadelphia Bulletin -hoy sin edición en papel- por desvelar que los agentes de policía de Filadelfia estaban implicados en la organización de una lotería clandestina. Aunque yo me pregunto si no sería la misma organización de los premios quien incentivó el surgimiento de este tipo de reportajes y no ese reportaje en sí.

La cuestión es que con ese tipo de periodismo en auge se iniciaba una nueva era en la prensa estadounidense. Ocho años después, Woodward y Bernstein reafirmaban con el caso Watergate el periodismo de investigación y, con el tiempo, los diarios consolidaron su actividad investigadora como un principio fundamental de distinción con otros medios. Hoy, nueve de cada diez periodistas creen que la prensa «evita que los líderes políticos hagan cosas que no deben hacer» (me gustaría que me presentaran al que no lo cree).

Se distiguen tres tipos básicos de periodismo de investigación: periodismo de investigación original, periodismo de investigación interpretativo e información sobre investigaciones que ya están en curso. En cualquiera de sus formas, la función se resume en vigilar a los escasos poderosos de una sociedad en representación de los muchos que no lo son y en muchísimas situaciones estas denuncias derivarán en las acciones judiciales correspondientes. Por ello, el periodista debe tener cuidado para no convertirse en la herramienta de intereses de las fuentes consultadas.

Pero este tipo de periodismo es caro y en demasiadas ocasiones se disfrazan de periodismo de investigación reportajes sobre estilos de vida, consumismo, salud o famosos y se obvian temas como economía, educación o política exterior. Porque casi siempre, quien paga quiere ver traducida su inversión en más ejemplares vendidos o en mayores cuotas de audiencia.

Y es por esa razón por la que desde 1990 vienen surgiendo iniciativas que buscan la independencia investigadora del periodista, al margen -o por lo menos no tan pendientes- de la productividad: el Center for Public Integrity fundado por Charles Lewis (ex productor de 60 Minutes); el Fund for investigative Journalism que ofrece becas a reporteros freelence que desarrollan su labor sin el amparo de los grandes medios; el Open Society Institute de la Soros Foundation becando también para reporteros que se centran en la justicia criminal; la iniciativa de David Burnham que desarrolla programas informáticos que facilitan a los profesionales la consulta de archivos oficiales; o la página web donde Morton Mintz escribe, Tompaine.com, una página sin ánimo de lucro en la que se examinan cuestiones que no tienen cabida en los medios de comunicación al uso.

Lo que cada vez está más claro es que si el periodista quiere ser fiel a los principios fundamentales en los que se sustenta su profesión, la tendencia debe ser depender menos del empresario que pone su dinero y empezar a ponerlo uno mismo, ya sea individualmente con propuestas frescas e innovadoras, ya sea por medio de asociaciones, o buscando alternativas a los medios de comunicación al uso. Un recuerdo para soitu.